He visto que muchos de vosotros, como yo, os expresais mediante poemas. Dais salida a ese mundo interior tan rico que empuja desde dentro del alma. Esta es mi vision de la vida de un poeta. De una parte de ella, al menos.
TODO AUNTENTICO POETA
escribe alguna vez
una oda a una estrella,
una de las de verdad,
las que hay en el cielo,
esas luces distantes que,
muchas veces,
llegan a nosotros ya huérfanas
de los cuerpos celestes donde nacieron.
Luz de una estrella.
Como los poemas,
sobrevives a quien te crea
y eres tú lo que realmente importa
¿quien piensa en un globo de fuego?
es la luz fria l que nos hace soñar.
Y muchas veces el lector y el poeta
están a años luz de distancia
pues el poeta vive en un mundo propio,
demasiado complejo,
nos basta con su luz
pero ¿acercarnos?
tanta actividad emocional
podria quemarnos.
Por eso los poetas siempre están solos.
Todos queremos soñar en su luz.
Todos nos dejamos transportar por sus palabras.
Pero sólo un rato.
Y como el poeta no puede apagarse
ni encenderse a voluntad
- su poesia siempre está en marcha-
lo mejor es alejarse.
Y dejar que arda,
que se consuma.
Así son las cosas
las estrellas arden
los poetas arden
la luz nos queda
Y cuando te hartas de soñar
simplemente dejas de mirarla
o de leerla
hasta que te vuelva a hacer falta.
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