Etiquetas

martes, 1 de diciembre de 2009

HACERSE MAYOR ES APRENDER A JODERSE

Hoy viajaba en tren. Unos asientos detràs mio, viajaban unas mujeres con un niño perqueño. Al principio, el niño cantaba feliz. Poco rato después ha empezado a lloriquear. Se notaba que ya estaba cansado de estar en el tren, y que aquello empezaba a ser un infierno para él. Tras llorar y patalear, se ha puesto a suplicar. “Por favor, ¿nos bajamos ya?”. “No, cariño, cuando se pare el tren”. Y en la primera estación, tiempo antes de llegar a su destino, ha insistido: “Ya se ha parado, ¿nos bajamos ya? Venga...venga....¡me quiero bajar!”. Pero no podian bajar. Sería absurdo, porque todavía no habían llegado. Si hubiera dependido de los deseos del niño, se hubieran bajado del tren, y la situación hubiera sido aún peor. Solos, en medio de ninguna parte, alejados de casa, en la oscuridad y el frío. Entonces el niño hubiera llorado porque estaba lejos de casa, muerto de sueño y de frío. Más que bajar del tren, lo que deseaba era que aquella incomodidad se acabara, aquí y ahora.

Su madre, sabiendo que eso sería lo que pasaría si accedía al impulso de “tengo que salir de aquí”, aguantaba con paciencia sus propias ganas de llegar a casa y el mal humor de su hijo.

Eso es hacerse mayor: aprender a joderse.


La vida te enseña, con los años, que tus deseos no son la ley. Sabes que por mucho que te enfades, por mucho que llores y por mucho que patalees, el mundo sigue funcionando a su ritmo.

Y aprendes que las cosas llegan cuando llegan, que no puedes cruzar la cara de una bofetada a ese cliente impertinente, que la chica con la que acabas de cruzar la mirada no caerá instantáneamente enamorada de ti, que tienes que ir a trabajar, que las cosas no se hacen solas, y que, si tienes fe, si crees en ti mismo y lo deseas con todas tus fuerzas...alguien que haya estudiado y se haya preparado en serio te va a tomar la delantera (ésta última frase no es mia. Gracias, Terry Pratchett, por tu genio).


El mundo no está a tus pies, no gira entorno tuyo. No puedes hacer lo que te dé la gana.

Los demás te miran y dicen: “Mira como ha madurado. Qué paciencia tiene.”. No es paciencia: es joderse.


Creces y pierdes la ilusión. ¿No te has preguntado por qué utilizamos la misma palabra para describir la esperanza de que algo bueno llegue a tu vida y también para describir el engaño?

Pues como decía, pierdes la ilusión. Te haces más realista. Otro concepto curioso: ser “realista” implica tener unas expectativas mucho menores, esperar un cambio mucho más pequeño, de lo que espera un “idealista”. Ser realista es pues, también, joderse.

Con los años aprendes a desconfiar de las personas: de sus motivos, de su fachada, de sus posibilidades. Es fácil deslumbrar a un adolescente con algunas palabras bien dichas, con un aspecto interesante. Pero un treintañero (y no digamos ya alguien mayor) ha pasado ya por esa situación mil veces. Y sabe lo que ha venido después. Eso es la experiencia: haber recibido tantas hóstias que aprendes a esperarlas. Y sabes que seguirás vivo después.


Porque aprendes a joderte, a no esperar tanto de la vida, pero también aprendes que, a pesar de todo, de lo que duela, de lo que te quiten, la vida sigue. Porque después de todo, aún estás aquí ¿no?

Lo que te hace daño no te matará, y si te mata, bueno, entonces se acabó el problema. Y lo que llegue tal vez no sea tan maravilloso como querrías, así que aprendes a disfrutar lo que tienes. A vivir el presente, y no un posible futuro. Las personas mayores no tienen prisa, porque no esperan llegar a ningún lado: ya han estado allí. O simplemente les queda menos tiempo. Tal vez de eso se trata también: orientas tu vida hacia el lado más largo: cuando eres joven, hacia el futuro. Cuando eres viejo, hacia los recuerdos. Y cuando piensas que estás a mitad de camino vives el aquí y ahora, sabiendo que tu poder para controlarlos es bastante limitado.

1 comentario:

  1. De "realista" a "idealista":
    Comences aprenent a joderte quan vols quelcom que no pots aconseguir a l'instant per després, i amb el pas dels anys, "aceptar" el teu destí com a part del sistema, del qual, mai ens han deixat escollir si en volem formar part o no, simplement en ensinistren per entrar-hi. En algún moment de l'història, algú molt llest s'ho va fer per trobar la formula magistral, o millor dit, l'efecte rebaño. Des de que neixem, ens preparen per només conèixer i voler formar part d'aquest "sistema".
    Jo no sóc pas tan llesta. Jo no vull anar de l'idealisme o aprenentatge al realisme o fustració.
    Ben al contrari, el camí que vull escollir és el que canvia el "realisme" pel "l'idealisme". No serà fàcil, hem queda molta feina per fer. Però no és massa tard, ja començo a veure a on comença el cami, la boira s'està aixecant. Jo seré la tangent del "cercle"
    Digue'm "somiatruites" si vols.

    ResponderEliminar